Abstract
Me han criticado por ponerme de pie frente a una clase. Criticado, engatusado, abucheado —por lo general de manera amistosa— porque mi pedagogía pide que la enseñanza y el aprendizaje descentren al instructor en el aula. Sin embargo, me paro, y donde estoy, sigue el frente del aula. Si estoy detrás de un podio, si estoy parado en medio de mesas donde se reúnen los grupos, si estoy en la parte de atrás de un auditorio y estoy hablando. Me paro y soy el frente del aula.