Abstract
Para adecuarnos al panorama que presenta un mundo complejo y de incertidumbre, la enseñanza de la química debe contemplar su ejercicio desde la complejidad, centrándose en que el estudiante aprenda a resolver problemas químicos en contextos relevantes y complejos. Así, también debe utilizar la evaluación para desarrollar habilidades de pensamiento de orden superior, sobre todo, para fortalecer el tejido de una sociedad civil.