Abstract
El uso de las tecnologías en el ámbito educacional se ha vuelto una de las prioridades para los gobiernos de países desarrollo. La inversión en Tecnologías para la Educación (TEd) ha aumentado crecientemente durante la última década con el objetivo de mejorar la calidad de la educación y adecuarla a la realidad del siglo XXI. Sin embargo es insuficiente lo que se ha hecho en el ámbito de la evaluación de estos programas.