Resumen
Para la ciencia cognitiva de la primera mitad de siglo XX la mente ocupa el mismo espacio segregado e individual que el cerebro. En este espacio la materia biológica es una contingencia que podría ser reemplazada por un soporte sintético, y los procesos relacionan sintácticamente símbolos de por sí desprovistos de significado. Prueba de la importancia que ha cobrado esta dimensión descontextualizada y desencarnada de la cognición es la popularidad de la neuroeducación.