Abstract
Han pasado ya casi seis décadas desde que en 1964 Susan Sontag publicara «Notes on Camp», reivindicando la atención hacia una sensibilidad estética que históricamente había sido reprimida y perseguida. Aunque ha sido referenciado en los estudios culturales académicos como un concepto esquivo, aquello que Sontag denominó «camp» se extendió como un marco interpretativo en una gran parte de las formas de expresión artística y cultural, revelándose como una estética compleja cuya naturaleza política desafiaría el status quo de la normalización y normatividad de las sociedades occidentales.