El director escolar y la acción política

Abstract

En la novela de Momo, Michael Ende (2018), narra el cómo se va perdiendo la vida placentera, la del disfrute y el aprendizaje compartido en el diálogo, por la llegada de unos hombres grises que promueven el ahorro del tiempo, el cual según ellos, será utilizado posteriormente, sin embargo en el transcurso de la historia se puede percibir que la vida se torna estéril, pues cosas que tengan que ver con el arte, la imaginación, son formas de perder el tiempo. El director escolar es una figura que posee autoridad e identidad, determinadas por los reglamentos emitidos para las instituciones escolares, en los cuales es mirado como figura de respeto, inclusive inaccesible a las demás personas. A veces pareciera que cumple la función de los hombres grises de Momo, pues tiene que vigilar y revisar el cumplimiento y ahorro del tiempo. En la mayoría de las escuelas él aparece encerrado en su oficina, detrás de tres o cuatro puertas, al final de muchos secretarios que reciben a cualquier persona que desee hablar con él o ella, según aplique: haciendo dificilísimo el acceso a tal figura. En cierta ocasión un compañero comentó que para ver a la directora de la escuela de una de sus hijas, tuvo que acudir durante una semana todas las mañanas hasta que después de pasar por cinco filtros de seguridad, consiguió una cita con la misma. Es la persona que inclusive debe vestir de forma especial, muy formal, para que su papel como tal, obtenga la credibilidad de los miembros de la comunidad, para parecer directora, dicen algunos.