Abstract
La literatura escrita para niños y adolescentes cuenta con muchos ejemplos de historias cuya trama y personajes se perfilan en torno a las relaciones familiares. Son libros que conectan la ficción y la información con lo que para esos lectores resulta cotidiano y reconocible, situando a la familia en el centro del argumento. Este artículo recala en el espacio familiar analizando los factores que determinan el modo en el que la lectura se integra dentro de los hogares, como paso previo a la exposición de algunas acciones de promoción de la lectura que se pueden articular desde los espacios profesionales que trabajan con familias.